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La Ciberdelincuencia

La Ciberdelincuencia

La ciberdelincuencia está pasando a una etapa que podríamos compararlo con las eras doradas del crimen organizado. Hoy en día existen operaciones de compra y venta de código malicioso, concentrando desde estafadores de poca monta hasta criminales que buscan concretar empresas delictivas de significativos ingresos. Para cometer estos crímenes, los delincuentes no deben frecuentar lugares desolados o donde se concentre el dinero en abundancia, según sea su “especialidad”, pues sus víctimas se acercan a ellos a través de la Internet.

La Internet y su progresivo número de transferencias de dinero y de datos es un objetivo atractivo. Esto genera negocios delictivos que construye asociaciones fuertes de grupos de proveedores y adquirientes, para casos como la recopilación de direcciones de correo o identidad con la finalidad de comercializarlo a organizaciones orientadas a sacar provecho de estos aprovisionamientos y cometer delitos, presentándose figuras de mutuo beneficio económico donde un grupo impulsa el crecimiento de otro.

El ciberdelincuente cuenta con la ventaja de que, a diferencia de los delincuentes comunes, no se ve influenciado por la presencia o reacción de su víctima al momento de cometer el delito y que cada vez se crean nuevas herramientas que facilitan el crimen cibernético, dificultando controlar o eliminar este flagelo social que castiga al mundo entero, que solo podrá ser combatido con éxito a través de la conciencia de cada uno de nosotros y de la comunidad en su conjunto, reforzando las acciones policiales en el campo cibernético en cada país y al nivel mundial, acompañado de  instrumentos legales que disuadan o exijan a los usuarios a realizar un uso seguro de las herramientas tecnológicas en línea. 

 

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